El Hogar Nueva Vida cumple 5 años

RVNAcción Comunitaria, Red Vida Noticias

En el barrio de Pompeya, se encuentra el Hogar de Atención Especializada Nueva Vida, un espacio por donde ya pasaron 59 niños y adolescentes. Un compromiso de amor y transformación que cumplió 5 años.

RedVidaNoticias comparte esta profunda reflexión de su directora Inés Conde.
Un  28 de mayo de 2010, el Hogar abrió sus puertas……un nuevo desafío de amor,  construido con infinidad de experiencias “las suyas y las nuestras”.
El   deseo y la necesidad se combinaron mutuamente, las ganas de tener un hogar que albergara  a infinidad de chicos  o que al menos pudiera cubrir aunque sea una parte de las carencias afectivas y el deseo ferviente de un sentimiento de amor transformador, era el motivo más “valioso y preciado”, quedando excluido cualquier otro calculo humano que incline la balanza al temor de no atreverse a hacerlo.
Muchos son los  deseos que las personas tienen a la hora de ayudar, pero las necesidades a veces  son más profundas y abundantes de lo que se desea realizar.
No siempre se es consciente  a la hora de tomar desafíos, no todo se sabe, no todo se conoce, ni  todo se  explica, pero estos, hacen surgir en nosotros ciertas potencialidades, fortalezas, capacidades y  aptitudes  que desconocíamos, y dan paso al desarrollo de la tarea que se tiene por delante.
Las experiencias vividas nos formaron, cambiaron en nosotros la forma de ver las cosas, nos hicieron más sensibles,  protectores,  pudimos ver más allá de lo que te muestran, a comprender un nuevo lenguaje, el que se habla y el del silencio, a controlar las emociones, pero dejando escapar por momentos algunas lágrimas.
No obstante,  tuvimos que dar nuevos pasos, capacitarnos  para dar lo mejor, un nuevo reto en lo personal para cada uno, pero dispuestos a tomarlo.
Hemos aprendido que involucrarse siempre “es la mejor elección de vida”.
Recuerdo la llegada de Mario al Parador, con sus rulitos pequeños, se presentó diciendo que se llamaba Nahuel Ezequiel Gómez. Todos los días decía: “me voy a  ir de acá, este no es mi lugar”. En realidad sabíamos que de algo se escapaba, pero no sabíamos de qué.  En estas situaciones, muchas veces a medida que van pasando los días, el niño cada vez tiene más angustia y ansiedad, y es entonces cuando uno se apresura a buscar diferentes estrategias que lo convenza de quedarse, “que la protección y la contención del hogar es lo mejor ante una situación límite”, aunque somos conscientes  que pocas veces lo comprenden  porque ese lugar que a ellos les parece seguro “la calle”, es algo sumamente peligroso porque que deja marcas y heridas que lleva mucho tiempo sanar.
Con el tiempo se descubrió su verdadero nombre y pudimos saber que era lo que ocultaba, y fue entonces cuando apareció el Mario simpático y comprador que todos hoy conocemos, más sincero y directo, compartiendo sus dolores.
Hoy nos parece mentira que ese joven que habría caído en la delincuencia juvenil y en la droga, hoy sea un hombre feliz, honesto, con hermosos proyectos por delante. Costó bastante, porque siempre se enojaba y aparecía la rebeldía propia de la adolescencia, pero ganó su corazón, ese hermoso corazón herido que supimos que escondía desde el primer día que entró al hogar. Hoy Mario es nuestro orgullo y felicidad.
Otros niños, hoy jóvenes, para recordar con una gran ternura son Juan y Antonio. Pensar que hoy nos acordamos riéndonos que cuando entraron, en más de una ocasión, nos ligamos unas trompadas. No querían quedarse por nada del mundo en el hogar porque no podían entender porque los apartaron del hogar de ellos. Llevó tiempo para que reconocieran la problemática familiar que los atravesaba y entendieran que no podían continuar viviendo de esa manera en su casa.
Un día Juan fue con una profesional al dentista y cuando ella se dio vuelta conversando con la odontóloga, Juan aprovecho y se escapó por la Av. Las Heras donde comenzó a correr. Hoy al recordarlo lo revivimos como algo muy gracioso por todo lo ocurrido, pero en ese momento fue desesperante ver como corría y corría. La Trabajadora Social salió con su auto para seguirlo y Juan se divertía corriendo por las calles en contramano y cartón lleno! apareció la grúa. Fue complicado convencer a los empleados de la grúa que era un caso de fuerza mayor, pensaban que era un pretexto.
Juan volvió esa noche y nunca se supo cómo lo logro, son esos recursos que te dan la calle, la soledad, el desamor, el abandono. Por suerte ambos pudieron lograr obtener todas las herramientas necesarias para usarlas en los momentos críticos que después les sucedieron. Hoy son jóvenes que se encuentran en otro hogar con sus hermanos y están muy bien. Juan siempre callado y poco expresivo, pero comenta que se encuentra muy bien. Antonio siempre con una sonrisa contando cosas buenas y lo tranquilo que esta.
Que gratificante es ver que a pesar de todos los episodios de angustia, violencia, indiferencia , entre otras cosas, que los jóvenes manifiestan ante las correcciones o las pautas a seguir, logren con el tiempo encontrarse a sí mismos y ver la vida desde otro lugar más sano, aceptando el amor que les dan. Ellos entregan mucho cuando salen adelante, es bello escucharlos hablar y contar sus anécdotas, y sentir en nuestro corazón la paz del deber cumplido.