El Milagro cotidiano

RVNTestimonios

El Milagro irrumpe en la realidad y fuera de toda lógica se revela ante nosotros. La tarea de amor pastoral, en medio de tanta indiferencia, es un milagro en si mismo. Compartimos estas líneas que reflejan ese amor en acción.

“Desde el 2007 vamos al Hospital Borda. Esta permanencia es semanal y de llevar amor contención y discreción se trata. El seguimiento y acompañamiento es permanente y se realiza caso por caso, tanto a ellos como a sus familias. Se ingresa en servicios donde los internos ya están nivelados y en tratamiento, como así también en otros donde todavía no lo están.

El sector ADMISIÓN es un lugar del hospital donde, a las personas se las nivela psíquicamente para luego derivarlas al servicio donde serán tratados de acuerdo a su patología. Entramos allí para ver a los pacientes que ya estaban antes como así a los que ingresan semana tras semana. Son traídos por la policía levantados de la calle; derivados de algún otro hospital o trasladados de algún juzgado.

Muchas de las situaciones que alli se viven son fuertes. Estuvimos con un chico de 19 años que había intentado matar a su papá con un destornillador. En su mente imaginaba que su papá se transformaba y quería agredirlo con la herramienta y él lo atacó para defenderse. Ya había tenido 3 internaciones previas, en las cuales nosotros no habíamos encontrado. Luego de escucharlo nos pedía que no lo abandonemos y lo volvamos a visitar, dejándolo más tranquilo. Nos llamaba “seño” (como los chicos llaman a las maestras).
SOE es un servicio donde se encuentran pacientes crónicos. Entre otros, estuvimos con un varón de 50 años de edad con 3 intentos de suicidio con una depresión tan grande que tuvimos que ministrarlo en la cama de su cuarto acostado boca abajo, entre lágrimas y sollozos. Al principio no podía pronunciar el nombre de Jesús ni hacer una oración de renuncia, pero como el amor rompe aún lo más duro y lo cerrado lo abre, lo hizo. Y lo dejamos esperanzado y comiéndose un alfajor. Las señales siguen a los que creen, ¡qué bueno es estar donde hay que estar!”