“El día que logré despertarme le pregunté a la enfermera ¿Me morí? y me dijo “no” y así volví a dormirme, sabiendo que de la mano de Jesús había vencido la muerte!”
Maite Avila
Un tres de diciembre una moto me atropelló, fui lanzada media cuadra, quedè inconsciente y convulsionando.
Me trasladan al hospital Finochietto, cuando mi mamá llegó le gritaron “NO LA VEAS ASÍ, ESTÁ MUERTA”.
Los diagnósticos eran cada vez más desalentadores. Producto del golpe, alucinaba y perdí la memoria, tuve fractura expuesta en el brazo derecho, quebraduras en el tobillo, tibia y peroné de la pierna izquierda. La mandíbula se había corrido por el impacto, y me dolían mucho los dientes, perdí parcialmente la vista y tenía un importante hematoma.
Recibí visita de amigos y familiares, pero entre todos ellos recuerdo que veía una chica frente a mí cama que me decía “todo va a estar bien”.
Me operaron, acomodaron mis huesos, pero no se veía muy bien los pulmones, a los días de estar internada no reconocía a mí mamá y fue ahí que la tomografía arrojó que tenía pequeños coágulos, que estaban produciendo un derrame y eso causaba la pérdida de memoria. Estuve en estado de shock.
Logré pasar a terapia intermedia, dormida, solo escuchaba como mi mamá lloraba. Sentí que me estaba muriendo, siempre le tuve miedo a la muerte, pero yo sabía que me estaba muriendo… Intenté moverme con todas mis fuerzas, para que vean que estaba viva, pero no funcionó, ahí dije explícitamente “ya fue” y me dormí profundamente.
Durante todos esos días no había consuelo que calme a mi familia y amigos quienes acamparon en la puerta del hospital, orando, recibiendo palabra, aun cuando muchos de los que no creían en Dios, ellos también pidieron por mí.
En terapia, seguí con anticoagulantes porque los derrames no paraban, ¡pero a los tres días los coágulos habían desaparecido! El día que logré despertarme le pregunté a la enfermera ¿Me morí? y me dijo: “no” y así volví a dormirme, sabiendo que de la mano de Jesús había vencido la muerte.
En el brazo y pie necesitaba placas y clavos, que tenían un costo demasiado alto, no podía comprarlo tenía que esperar que el ministerio de salud los envié, y esto iba a tardar más de 3 meses, para nuestra sorpresa todo llego en menos de un mes y medio.
Al ingresar a quirófano me dijeron que las fracturas con más de 20 días se complican, y yo llevaba ya 45 días; me dijeron que no iba a patinar más, que no podía hacer deportes, y que era difícil que pueda caminar…
Entre al quirófano hablando con Dios: “Hola Dios, soy yo de nuevo, hace lo tengas que hacer, sé que vas hacer lo mejor para mí” y de todas las operaciones salí bien!
Dios me dio otra oportunidad, peleé mucho por mi vida..
Pase un tiempo en silla de ruedas, luego en andador y hoy no solo camino, sino también puedo correr, saltar, hacer deportes, ir al gimnasio y practicar boxeo.
Durante este tiempo anhelaba trabajar pero los médicos sugirieron una pensión por discapacidad. Hoy trabajo en relación de dependencia, permanezco 8 hs parada y hasta inclusive donde trabajo muchas veces me divierto saltando en la cama elástica.